La Unión Hace la Diferencia

Padre e hijo, comparten el amor por el trabajo en la tierra, y, a través de sus participaciones en iniciativas de la Fundación Odebrecht, en el Bajo Sur de Bahía, están cambiando la historia de la familia

10 de mayo de 2011

Antônio Nascimento Santos y Antônio Nascimento Santos Filho no solo tienen en común el nombre. Padre e hijo comparten también el amor por el trabajo en la tierra. “La agricultura es mi vida, es mi sustento”, garantiza el joven de 19 años. Moradores del asentamiento Margarida Alves, en el municipio de Ituberá, en Bahía, los productores rurales están cambiando la historia de la familia.

En 2009, Antônio Filho ingresó a la Casa Familiar Rural de Igrapiúna (CFR-I) y, después de tres años, con su capacitación. Durante ese período, se capacitó en temas como administración rural, suelos, culturas perennes y beneficio de productos de origen animal y vegetal, así como recibió nociones sobre cooperativismo, educación ambiental y protagonismo joven. “El pasaje por la CFR-I me mostró una nueva perspectiva de vida y cambió mi visión sobre la agricultura y las oportunidades del campo”, destaca el joven.

En el mismo año, su padre se asoció a la Cooperativa de los Productores de Palmito del Bajo Sur de Bahía (Coopalm) y a partir de entonces se dedica al plantío del palmito de pupunha. “Plantamos, cosechamos y la cooperativa comercializa. Obtenemos resultados por nuestro trabajo, nos sentimos dueños y más fortalecidos, porque no estamos solos. La unión hace la diferencia”, asegura el agricultor. Como la CFR-I, Coopalm es una institución vinculada al Programa de Desarrollo Integrado y Sostenible del Mosaico de APAs del Bajo Sur de Bahía (PDIS), con el apoyo de la Fundación Odebrecht.

Padre e hijo comenzaron a trabajar juntos en el cultivo del palmito. Poco a poco, el joven introdujo nuevas técnicas de plantío que aprendió, aumentando de la productividad de la familia. “Mi padre nos crió con lo que aprendió con mi abuelo. Ahora, tengo la oportunidad de enseñarle muchas cosas. Somos buenos socios”, cuenta el menor de los tres hijos de Santos, que no es el único productor de la familia. Su hermano mayor siempre trabajó en el campo y actualmente es dueño de un emprendimiento.

Antônio Filho sigue el mismo camino de su hermano. Con el apoyo de Coopalm, plantó una hectárea y media de pupunha y se encarga de su propio cultivo. El nuevo empresario rural también pretende asociarse a la cooperativa. “Quiero ampliar mi propiedad, buscando siempre aplicar los conocimientos que adquiero en la CFR-I”, enfatiza. Su padre apuesta a ese camino: “me siento feliz al ver a mis hijos trabajando en la tierra. Todo se consigue del campo”.

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